La noche del 6 de junio de 1983, los tripulantes del mercante español Alraigo vieron aparecer un caza de la Royal Navy sobre sus cabezas y posarse aparatosamente sobre la cubierta de su barco. El piloto, a punto de quedarse sin combustible, realizó una maniobra desesperada y consiguió atravesar el Harrier sobre unos contenedores y una vieja furgoneta.
Léelo completo en fogonazos y escobén