La capacidad para orientarse correctamente en todo tipo de situaciones puede salvar vidas o, en el caso contrario, convertirse en la semilla de un error fatal. Por desgracia, eso es lo que le sucedió a la tripulación de un bombardero B-24D Liberator en 1943, cuando un error de navegación terminó con el avión y sus ocupantes en un lugar nada recomendable para perderse.
El B-24 Lady Be Good, llamado así por la película homónima de 1941, formaba parte de las fuerzas de los Estados Unidos desplegadas en el norte de Libia durante la Segunda Guerra Mundial. En total, la tripulación bajo el mando del teniente y piloto William J. Hatton, de Nueva York, estaba compuesta por nueve hombres. El avión era un recién llegado, precioso, limpio y preparado para entrar en combate. La tripulación sufría del mismo mal porque la experiencia era nueva para ellos. Novatos, con nervios y sin duda con inquietud ante la idea de combatir, no creo que pudieran imaginar lo que les esperaba. Supongo que en sus pesadillas a veces imaginaron caer en terreno enemigo, o ser derribados y explotar en el aire pero apuesto a que no pensaron en equivocarse de rumbo para ir directos a un infierno de arena.
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