Sácate de la cabeza la idea de que un aeroplano es solo una especie de automovil que va por el aire. No lo es. Puede sonar u oler como ellos, e incluso muchos tienen una decoración interior similar; pero la gran diferecia es que tienen alas.
Un ala es una cosa curiosa, con un comportamiento extraño, dificil de comprender, complicada de manejar. En muchos aspectos, se comporta exactamente al contrario de lo que dicta el sentido común.
Con las alas es seguro ir alto, inseguro bajo; seguro ir rápido, inseguro lento. Hablando en general, si quieres ir para arriba apuntas la nariz del avion hacia arriba, pero subiéndola demasiado vas para abajo de nuevo entrando en pérdida o barrena. Aterrizando, si quieres hacer que el avión tome tierra y se quede ahí, tienes que mover los controles de forma similar a como lo harías si quisieras subir mucho. Planeando, si quieres descender abrúptamente tienes que apuntar la nariz menos hacia abajo que si quieres hacerlo mas suavemente. Y -lo mas increiblemente contrario a la razón-, en una emergencia, cuando el avión esta cayendo hacia el suelo, incluso a toda velocidad en barrena y estás aterrorizado con la posibilidad de chocar contra el suelo, tu única oportunidad de salvarte es, precisamente, apuntar la nariz al suelo como si quisieras chocar.
Estas son las primeras lineas del libro que empecé a leerme anoche, Stick and Rudder de Wolfgang Langewiesche. Un libro editado por primera vez en 1944, que se sigue imprimiendo y que según quienes me lo han recomendado, sigue plenamente vigente al menos en lo que puede afectar a aviación deportiva con especial énfasis en la seguridad. Muchos lo consideran un libro imprescindible tanto para pilotos estudiantes como para instructores.
Ciertamente, con las lineas que he traducido arriba, el libro promete.